sábado, 11 de mayo de 2013

Estrategia para el destrozo



Puede que suene macabro, pero es así: cuando me invaden la rabia, o la desesperación, pienso seriamente en ejercer sobre él ese poder único que tengo para seducir a los hombres… incluso he llegado a pergeñar las venganzas más terribles, aunque castigarlo físicamente no satisfaría plenamente mis deseos. Pero es así, en mis sueños le destrozo la sonrisa de un arañazo, le borro el brillo de sus ojos negros con un chorro de ácido… lo hago sufrir despacito, para que pague una a una todas las lágrimas que me arrancó su ambigüedad.
Tan cerca, tan lejos… es el título de esta novela horrenda que me convierte cada día en una persona un poco más miserable, pero cada vez más dependiente del timbre de su voz, de sus gestos amables en cuenta gotas, de sus labios sobre mí… de sus manos ásperas buscando un punto exacto entre los senos y el dolor. El objeto de mi necesidad y de mi sed.

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