Dame, una a una,
las gotas de tu sangre
Dame tu savia y tus anhelos
Dame, uno a uno, los
destellos de tus ojos
traza una estela de saliva
en mi espalda;
devora mis sentidos
mi vientre mi piel y mi boca
Eleva mi sangre
hasta la cumbre, y el deseo
se quedará contigo.
Dame, te lo ruego,
dame un golpe interno
un golpe que me quiebre
y me duela y me sacuda, me
enloquezca
que la rabia el dolor el
amor y la ternura
se unan y desfallezcan
sobre esta tierra virgen
que tú y yo habitamos,
llenas de ansias y promesas,
nuestras manos.
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